Un día de mierda puede dejar de serlo si te lo propones. Cambiar lo que duele por algo que te hace sonreír. Que si quieres salir de casa e irte con tus amigos, hazlo. Si te apetece fumarte un cigarro, que no te tiemble el pulso al encendértelo. Dime, ¿quieres beber hasta no recordar tu maldito nombre? Estás tardando. Diviértete, olvida todo lo malo por unas horas y al día siguiente ríete del ayer.
Olvida al resto
y piensa
en ti.
En el ahora.
Lo demás
no tiene importancia.