El más mínimo roce.

El más mínimo roce de su piel y la mía me provoca escalofríos. Me encanta y odio tener sus labios a dos centímetros de los míos porque me engancha más a él.  Le doy el privilegio de destruirme y joder este desastre no está para trotes. Por otra parte, deseo sobrepasar los dos centímetros que nos separan porque le necesito. ¿Qué me hace este chico? Se está volviendo una necesidad y eso no puede ser bueno o si, quién sabe. 

Perderme en sus ojos y encontrarme.

Leer poesía y escuchar rap. Esas parecen las únicas letras que me llegan. Aunque desde hace un mes, ni eso me llena. Mi frío y medio en ruinas corazón está más confundido que nunca últimamente. No está reconstruido del todo y ya tiene a alguien preparado para que lo rompan en trocitos otra vez. Joder, que si asusta. Lo que empiezas a sentir es el doble de lo que sentiste y acabaste jodida. ¿Cómo acabarás ahora? Tengo miedo si pienso en eso, pero me dejo llevar por la ilusión. Al fin y al cabo de dejarse llevar va la cosa. Aunque no quiero ir rápido. El tiempo pasa volando pero yo no tengo prisa, quiero disfrutar de cada segundo que paso con él. Ya que quiero saborear los momentos antes de que llegue el día en que me substituya por otra. 

Me gusta. No me voy a privar de decirle que me encanta perder segundos mientras le miro los ojos y encontrarme a mí a la vez. A veces las pérdidas son ganancias y yo te he conseguido a ti.