miércoles, 30 de julio de 2014

Me gustaba.

Últimamente me acuesto muy tarde porque no tengo sueño. En realidad si que tengo pero me pongo a pensar y no me quedo dormida. Es jodido eso de que tu mente piense en personas que ya no están en tu vida. Que se han ido y por lo que parece no se cruzarán más de la forma que tú quieres. Es jodido hacerse la niña feliz y hacer más el imbécil que nadie cuando realmente estás aguantando las ganas de salir corriendo y huir. Huyo hasta de mis sueños. Y sí, es jodido querer a alguien. Piensas 'no pasa nada, es un tío hay miles más en el mundo...' pero fue él el que causó algo en ti después de toda la mierda que dejó un cabrón. Y bueno eso no lo entiende mucha gente, por lo tanto una se calla. Pero joder, que si le echo de menos. A pesar de que su comportamiento no creo que fuera el adecuado, tenía muchísimas cosas que me gustaban. Y no era su físico ni su enorme sonrisa. Era la forma en la que me trataba y lo que provocaba el ruido de su risa. Joder. Nadie lo entiende. 
Yo me he preguntado muchas veces qué me gustaba de él. Ahora más que nunca lo sé. Me gustaba porque a pesar de todo él me trataba diferente, no me juzgaba por todo lo que pasó en el pasado solo me miraba y me veía ahí delante suyo.

sábado, 19 de julio de 2014

Quiero volver a tener ganas pero las pierdo recordándote.

Me levanto. Desayuno una tostada y un zumo. Me aseo. Me tumbo en el sofá. Veo realities de televisión basura. Como verdura con algo de carne o pescado a la plancha. Salgo con amigos o duermo la siesta. Ceno cualquier cosa que cocine mi madre. Veo alguna serie en la tele, me canso y me duermo.

Vuelve a repetirse.

Ése es mi día a día, mi ansiado verano. Puede parecer que es un verano normal y corriente, que no aprovecho lo que tengo. Y es cierto. Mis ganas por llevar a cabo mi rutina son nulas. 
Me propongo cada día al mirarme al espejo cambiar. Quiero volver a tener ganas pero las pierdo recordándote. Porque querer no siempre es poder. Yo te quiero olvidar y no lo consigo. Quiero cambiar y no puedo...

lunes, 7 de julio de 2014

No aguntes más, suéltalo.

Me tumbé en aquella camilla, agujas atravesaron mi piel y me durmieron las piernas. Mis ojos se clavaron en el fluorescente que había en el techo. Me aterrorizan las agujas pero lo que más me aterroriza es sufrir. La amargura de la anestesia cesó en un par de horas y llegó lo que yo más temía. Poco a poco el dolor florecía y se hacía más intenso. Me dije a mí misma "no aguantes más, suéltalo". 
Yo soy una máquina contra el dolor, pero tengo límites. Una vez mi límite se sobrepasó, grité con todas mis fuerzas y el sufrimiento acumulado me hizo derrochar amargas gotas. Me ahogaba en mis propias lágrimas y me daba impotencia no poder aguantarlo. Cerré los ojos. Estaba desesperada. Nada peor podía ocurrir y llegó mi madre con un bendito medicamento. No me quitaba el dolor, pero lo hacía soportable. 
Me considero alguien débil. Siempre llorando, sufriendo desamores, engaños de amistades y desilusiones conmigo misma... Actualmente estoy aguantando dos tipos de dolor, el siente mi cuerpo y el de mi cabeza o corazón. No sé decir cuál es peor...